¡Hola!
Como algunes sabréis, estoy cursando Estudios de Inglés y Español en la universidad, y eso significa que muchas de mis asignaturas se centran en la literatura.
¿Por qué os estoy explicando esto? Pues porque para un trabajo de literatura he tenido que hacer una reflexión sobre ser o no ser un artista y he decidido que podría ser interesante compartirlo con vosotres, ver qué opináis y, quizá, empezar un debate.
¡Aquí lo tenéis!
______
Es difícil defender si alguien es o no un artista
porque el concepto de arte también es complicado de definir. Según la RAE, el
arte es la «manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta
lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros»,
pero esa definición invisibiliza otros tipos de arte menos convencionales.
Todos estamos más o menos de acuerdo en una cosa: los
pintores son artistas, los escultores son artistas, los músicos son artistas.
Sin embargo, aunque hay debates en estos tres sectores, hay otros colectivos
donde hay más controversias sobre si son artistas o si no. Un ejemplo muy claro
son los cocineros.
Mucha gente defiende que cocinar no es un arte.
Después de todo, es algo necesario que todos debemos aprender en algún momento
de nuestra vida para sobrevivir, a diferencia de la pintura, la escultura o la
música. La cocina suele relacionarse más con la ciencia, especialmente con la
química, que con el arte, y creo que eso es un error.
En mi opinión, la cocina también puede ser un arte.
Pongamos un ejemplo muy claro: los pasteles. Aunque es cierto que hay muchos
simples, hay cocineros y reposteros que esculpen una imagen en los pasteles.
Hoy en día podemos encontrar pasteles de diferentes formas de lo más creativas:
animales, frutas, objetos, personajes, incluso podemos encontrar algunos que
recrean obras de arte pictóricas.
Estos pasteles deberían considerarse arte, porque la
persona que los ha creado ha invertido tiempo y dinero para crearlo y ha tenido
que practicar durante muchos años para perfeccionar sus habilidades. Además, ha
sido una actividad que ha requerido una gran cantidad de creatividad.
Otro ejemplo que crea debate son las personas que se
dedican al mundo de los videojuegos. Mucha gente considera que los creadores de
videojuegos son programadores y, aunque es cierto que se necesita saber de esa
rama para poder crear uno, también es otra manera de ser artístico. De hecho,
creo que son la forma de arte más compleja porque mezcla diversas ramas de
este.
Generalmente, para crear un videojuego se necesita un
equipo de personas especializadas en distintas áreas. Se necesitan encargados
de la programación, diseñadores de los personajes y los escenarios, guionistas,
músicos que se encarguen de la banda sonora, etc. Todas estas personas tienen
un trabajo, y se juntan para crear una obra mucho más compleja que sus trabajos
por separado, una obra de arte que mezcla literatura, pintura y música.
Por lo tanto, se podría decir que un artista es una
persona que utiliza su creatividad, trabajo duro y talento para crear una pieza
artística.
Antes he dicho que hay debates sobre si los pintores,
escultores y músicos son también artistas o no y, aunque sin pensar la primera
respuesta es «sí», hay un gran colectivo de personas que defienden que hay
pintores, escultores y músicos que no son artistas simplemente por el género al
que se dedican. Esto, además, sucede también en la literatura.
Pongamos por ejemplo a los pintores y escultores.
Nadie discute que Dalí, Van Gogh, Miguel Angel Buonaroti, Rodin o Klimt fueron
artistas. Sin embargo, eso es porque sus cuadros eran figurativos. Si nos vamos
a artistas abstractos o de arte no figurativo, es más sencillo ver personas
afirmando que eso no es arte de verdad, que no tiene ningún mérito hacer cuatro
pinceladas en un lienzo y llamarlo cuadro o juntar un par de piezas metálicas y
llamarlo escultura. A estos pintores y escultores se les acusa de no ser
artistas de verdad por pertenecer a un movimiento que no es tan aceptado en
círculos fuera de los expertos en arte (o incluso dentro de ellos).
Pasemos ahora a los músicos. Si decimos que Mozart,
Beethoven, Elvis, Metallica o The Beatles no fueron músicos, lo más seguro es
que en pocos segundos haya una multitud furiosa lista para matar con antorchas
y horcas. Sin embargo, si decimos lo mismo de cualquier boyband o cantante de pop actual (como One Direction, Justin Bieber
o, más recientemente por su popularidad creciente en occidente, grupos de
K-Pop), lo más seguro es que la respuesta sea más positiva, que incluso haya
personas que se rían o que estén de acuerdo.
Como último ejemplo, pongamos a los escritores. Nadie
se atrevería a dudar del arte de Shakespeare, Cervantes o Bécquer. Sin embargo,
cada día se ven críticas a las historias fanfiction, novelas Young Adult o poesía
que
utiliza una
línea
por palabra
(o dos palabras)
sin razón.
¿Qué tienen en común todas actitudes? ¿Por qué se
desprecia tanto un arte hasta el punto de negar que el creador sea artista y se
glorifica tanto otro tan diferente? Creo que hay varias respuestas a estas
preguntas, pero hay dos razones predominantes: odio a lo nuevo y odio al
creador.
¿Qué significa odio a lo nuevo? El odio a lo nuevo es
una conducta que ha caracterizado a la humanidad desde hace centenares de años.
No es algo reciente, y tampoco se limita solo al arte. Se ve en frases como
«los jóvenes de hoy en día» o en las críticas a los avances tecnológicos («Los
niños no necesitan móvil, yo no tuve teléfono hasta que tuve 20 años»). Y, por
supuesto, también se ve en el arte.
Hay un problema con el elitismo en este campo. Se
considera que los artistas de antes son mejores que los de ahora, que los que
prueban con métodos diferentes otras formas de crear cualquier tipo de arte no
son artistas porque son completamente diferentes a sus predecesores… El
elitismo lleva a un punto en el que las personas que disfrutan esas
manifestaciones artísticas tienen que afirmar que también les gustan otras más
convencionales. Si lees literatura juvenil, también tienes que leer clásicos;
si te gusta el pop, tienes que compensarlo escuchando otros grupos clásicos de
otro género; si te gusta la pintura abstracta, tienes que mencionar otros
movimientos pictóricos.
¿Y de dónde sale este elitismo? Lo más probable es
que, aparte de salir del odio hacia lo nuevo, como ya he mencionado, en parte
salga también de conductas o pensamientos misóginos. Si nos fijamos, muchas
manifestaciones artísticas odiadas o que, directamente, no son consideradas
arte, son aquellas que tienen una mayoría de público femenino.
En la literatura, se desprecian las novelas románticas
y la literatura juvenil, se consideran géneros «menos intelectuales» o una
pérdida de tiempo. Aunque es cierto que también hay hombres que leen esos
géneros, la mayoría de los lectores visibles son mujeres. Eso se puede
comprobar en firmas de los autores, donde hay mayoría femenina, o en las redes
sociales, como Twitter, donde se debate sobre la literatura y escritura.
En la música, los cantantes de pop son vistos como un
producto comercial, como una máquina de dinero. Las seguidoras (hablo en
femenino porque los hombres que los siguen están invisibilizados por la
asociación del pop con las mujeres) se consideran «fans locas» sin criterio, lo
cual contribuye a considerar que los cantantes de pop no hacen «música de
verdad», a diferencia de otros músicos de géneros donde tradicionalmente ha
predominado un público masculino, como el rock.
El odio al artista, sin embargo, es algo mucho más
personal que la misoginia internalizada. Se trata, simplemente, de la opinión
de la persona que percibe el arte. Desgraciadamente, no es poco común encontrar
personas que defienden que una manifestación artística en realidad no lo es por
el simple hecho de que no les gusta, no les parece de calidad o, tristemente,
no lo entienden.
En la sociedad que vivimos, es muy común que alguien
se oponga a una forma de arte porque le parezca de mala calidad mientras
ensalza otra distinta que le parece mejor. Sin darnos cuenta, estas actitudes
intentan definir qué es arte y qué no lo es, pero es imposible llegar a alguna
conclusión porque están basados en hechos subjetivos como son las preferencias,
y no en algo objetivo.
Entonces, ¿la definición del arte debería ser algo
subjetivo o un acuerdo colectivo?
En mi opinión, aunque el arte se base en la
subjetividad y el punto de vista de la persona que lo consume, intentar definir
el arte según las preferencias personales es una actitud elitista. Al fin y al
cabo, lo que se estaría haciendo sería poner unas preferencias por encima de
otras, como si fueran más válidas.
Pongamos por ejemplo de este elitismo los colores.
Todo el mundo tiene un color favorito, algunos varios, pero eso no significa
que haya colores que, por no gustar, no sean colores. Si a una persona A le
gusta el rosa y odia el marrón y a una persona B le gusta el marrón y odia el
rosa, ¿quién decide cuál es un color y cuál no?
Si nos guiáramos por esta subjetividad, lo más normal
sería que la persona con más poder económico o social decidiese que su color
favorito es un color y el color que odia, no lo es, mientras que la opinión de
la persona con menos poder sería invalidada. Por esa razón, no deberíamos dejar
que las definiciones de qué es el arte o quién es un artista sean fruto de la
decisión y los gustos de una sola persona o grupo, sino que debería ser una
decisión colectiva y objetiva.
Sin embargo, ¿cuánta gente debe de estar de acuerdo
con la definición de quién es un artista y quién no para que sea objetiva? Es
imposible estar de acuerdo con todos los seres humanos, siempre va a haber
discusiones o discrepancias, y eso es algo inevitable.
Hay dos opciones: por una parte, se podría intentar
buscar una definición suficientemente amplia como para no eliminar a los
artistas que quieran probar métodos experimentales para no ser excluidos de la
definición. También debería intentar ser poco controversial para no causar más
disputas. Esto es, sin embargo, una solución muy complicada que puede conllevar
más problemas que soluciones.
Por lo tanto, nos queda la segunda opción, y es crear
una definición del arte y el artista que no sea fija.
A medida que la sociedad evoluciona, nuestra
percepción de lo que nos rodea también lo hace. Hace unos siglos, las
manifestaciones artísticas eran diferentes a las manifestaciones prehistóricas
o a las actuales. A medida que el ser humano avanza, el arte se amplía, porque
los humanos, por nuestra naturaleza curiosa, siempre buscaremos otros métodos
diferentes de mostrar nuestra creatividad.
Eso se puede comprobar estudiando historia de
cualquier materia artística. Cada movimiento artístico nuevo pretende romper
con las normas establecidas por el movimiento anterior e innovar la manera de
ver e interpretar el arte. Por eso, es poco prudente establecer una definición
fija sobre qué es, ya que dentro de unos años podría empezar un nuevo
movimiento que rompa con los cánones anteriores, y eso no significa que no sea
arte. Hacerlo volvería al tema del odio por lo nuevo solo por ser nuevo.
En conclusión, es difícil definir qué es arte y qué no
lo es, por lo que puede haber diversas discrepancias al considerar a alguien
artista o no. Después de todo, el arte es algo condicionado intrínsecamente por
la subjetividad. Sin embargo, estos problemas podrían resolverse creando una
definición que esté sujeta a cambio para poder abarcar a todos los artistas de
la historia de la humanidad.
Comentarios
Publicar un comentario